La presión sanguínea alta
Yamil Brenes
Coach Internacional en Rendimiento Deportivo, Salud, Longevidad y Trabajo Mental
Nota: al aportarte esta guía no pretendo sustituir el asesoramiento de un médico especialista en el tema, siempre mi consejo para ti, será tener una guía profesional al respecto, te enfatizo que mi idea no es suplantar la asesoría médica, sino aportarte información para que puedas tomar mejores decisiones.
1. ¿Qué es la presión sanguínea alta?
La presión sanguínea alta, también llamada Hipertensión arterial, se define como la elevación sostenida de la presión ejercida por la sangre sobre las paredes de las arterias, en condiciones de reposo, de tal forma que el corazón y los vasos sanguíneos están sometidos a un mayor esfuerzo del que deberían.
Desde el punto de vista de un especialista en traumas físicos, esta condición es especialmente relevante porque una circulación arterial alterada y una carga vascular elevada pueden complicar la recuperación de tejidos lesionados, afectar la perfusión de músculos, articulaciones o nervios, y agravar las adaptaciones al ejercicio y rehabilitación.
2. Síntomas de la presión sanguínea alta
Una característica importante de la hipertensión es que, en la mayoría de los casos, no presenta síntomas específicos o reconocibles, lo que le ha valido el apelativo de “asesino silencioso”.
Sin embargo, cuando los valores de presión son muy elevados, pueden aparecer síntomas como:
a) Cefalea intensa, especialmente en la región occipital o al despertar.
b) Visión borrosa o alterada.
c) Dolor u opresión en el pecho.
d) Mareo, sensación de zumbido en los oídos, o pulso fuerte.
e) En casos críticos (crisis hipertensiva) pueden sumarse náuseas, vómitos, confusión, dificultad para respirar.
f) La ausencia de síntomas no significa ausencia de riesgo y que por eso la medición frecuente de la presión es clave.
3. Consejos para cuando se tenga presión sanguínea alta
Medición regular de la presión arterial: Llevar un registro propio en casa y compartirlo con tu médico, para evaluar la evolución o la necesidad de ajustar tratamiento.
Cambio de estilo de vida.
a) Realizar ejercicio aeróbico de forma regular (por ejemplo, caminar, nadar, ciclismo, 30 min al día o al menos 150 min a la semana). Esto puede reducir según la Clínica Mayo en USA, entre 5 y 8 mm Hg la presión sistólica.
b) Mantener un peso corporal saludable: perder incluso una pequeña cantidad de peso en sobrepeso puede disminuir la presión.
c) Seguir una dieta saludable: por ejemplo, la dieta rica en frutas, verduras, granos enteros, baja en sodio.
d) Reducir la ingesta de sodio: idealmente < 1 500 mg/día para hipertensos, o al menos ≤ 2 300 mg/día, con mejoras en 5–6 mm Hg.
e) Limitar el consumo de alcohol y evitar el tabaquismo.
f) Dormir bien, controlar estrés y factores de estilo de vida que elevan la presión.
Adherencia al tratamiento médico: Si está indicado, tomar los medicamentos prescritos por el especialista, sin auto interrumpirlos; la hipertensión mal controlada eleva el riesgo de eventos cardiovasculares.
Colaboración multidisciplinaria: Como especialista en traumas físicos, conviene coordinar con cardiología, medicina interna o hipertensión si el paciente además tiene lesión, rehabilitación o condición específica que pueda complicar (por ejemplo, ejercicio intenso, recuperaciones post-quirúrgicas).
4. ¿Qué remedios caseros podrían ayudar a contrarrestar la presión sanguínea alta?
Algunas intervenciones “naturales” o complementarias, aunque siempre con la advertencia de que no sustituyen el tratamiento médico profesional cuando éste está indicado.
Aumentar la ingesta de potasio (a través de frutas y verduras como bananos, naranjas, espinacas, patatas) porque el potasio ayuda a contrarrestar el efecto del sodio en la presión arterial.
Consumir alimentos ricos en flavonoides y compuestos vasodilatadores: por ejemplo, arándanos, cacao oscuro, té verde pueden tener efecto modesto de reducción de presión.
Plantas o suplementos con evidencia emergente: ajo (allium sativum), aceite de pescado, L-arginina han sido objeto de estudio como coadyuvantes en hipertensión.
Técnicas de relajación, respiración, yoga o meditación para reducir estrés cardiovascular, mejorar tono parasimpático y contribuir a disminuir la presión arterial.
Hidratación adecuada y reducir consumo de cafeína (si eres sensible), mantener buen sueño.
Casero no significa sustituto del tratamiento clínico: cualquier suplemento o cambio debe comentarse con el médico, sobre todo si se están tomando fármacos antihipertensivos.
5. Referencias/links de artículos científicos o revisiones que avalan lo que escribo
Para respaldar profesionalmente tu escrito, aquí tienes enlaces o nombres de estudios relevantes:
a) S Kowalski et al. “Symptoms in Hypertensive Patients Presented to the Emergency Department” PMC.
b) A J Wilburn. “The Natural Treatment of Hypertension” PMC.
c) H A A Mizher et al. “Natural remedies for hypertension: A systematic review” ScienceDirect, 2025.
d) “Hypertension” World Health Organization Fact Sheet.
e) “15 natural ways to lower your blood pressure” Medical News Today.
f) “Optimizing hypertension treatment: Evidence-based…” Cleveland Clinic / CCJM.

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