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Las Áreas Funcionales Aeróbicas

triton bm • Feb 15, 2023

Las Áreas Funcionales Aeróbicas


Este artículo es un extracto tomado de dos autores, el Prof. Jorge de Hegedüs - Prof. Gabriel Molnar, todo el crédito de este artículo se debe a estos dos autores.


Uno de los mayores problemas con el cual se tropieza dentro del desarrollo del entrenamiento moderno es poder cuantificar las cargas de trabajo. El cuánto y cómo constituye una verdadera interrogante para los conductores deportivos. Esto obviamente lleva a veces a una carencia de enfoque del entrenamiento: cargas demasiado livianas, por un lado, o de exagerada magnitud, con verdadera agresión orgánica, por el otro.

De todas maneras, el conocimiento de la fisiología y bioquímica específicamente aplicada al deporte ha empezado arrojar claridad sobre estas distintas interrogantes. La cuantificación del entrenamiento ha posibilitado el gran avance del rendimiento en los últimos años, muy especialmente en los deportes cíclicos y medibles a través del cronometraje. Esto se ha hecho evidente en las carreras atléticas, natación y ciclismo. Básicamente el conocimiento de las áreas funcionales ha facilitado este cometido.


¿Qué es el entrenamiento por áreas funcionales?



Por ello entendemos la aplicación de cargas determinadas de trabajo las cuales provocan modificaciones funcionales específicas. En realidad, el concepto del área funcional no es nuevo. Hace aproximadamente unos 30 - 35 años el metodólogo alemán Toni Nett (1960) hablaba de "entrenamiento aeróbico" y "entrenamiento anaeróbico". Al respecto se enfatizaba que el entrenamiento aeróbico tenía injerencia sobre las grandes funciones, especialmente el ámbito cardiovascular y respiratorio, mientras que el anaeróbico sobre la musculatura, y sin tener muy en cuenta a las grandes funciones.

En la actualidad en cambio se reconoce la íntima conexión entre el ámbito cardiovascular - respiratorio con la musculatura: tanto el uno como el otro actúan aeróbica o anaeróbicamente, según el nivel de exigencia y en forma paralela. Sin embargo, el reconocimiento de un área de trabajo, anaeróbica, por un lado, o aeróbica por el otro, ya no es suficiente.

Con posterioridad Hollmann (1976) efectuó una división categórica dentro del ámbito o área aeróbica: 1) bajo nivel, 2) mediano nivel, y 3) alto nivel aeróbico. Esta excelente división se justificó acertadamente en cuanto a las distintas demandas dentro de la propia área aeróbica y en las cuales se utilizan distintos porcentajes de sustratos energéticos.

 

Áreas Funcionales Aeróbicas



Estas áreas es la que presenta mayores dificultades para su ordenamiento práctico dado que sus distintas características no se manifiestan de forma muy explícita. Recién a partir de ciertas magnitudes de trabajo las mismas comienzan a evidenciarse.


¿Cuándo se está trabajando dentro del área subaeróbica, superaeróbica y en el máximo consumo de oxígeno?



En ese sentido existen distintas evidencias funcionales que se pueden constatar tanto a nivel de laboratorio como también en el campo práctico, las cuales pueden mancomunarse con bastante precisión entre el entrenador y el fisiólogo. Aquí existen manifestaciones funcionales cardiopulmonares como también hemomusculares. En las tres áreas aeróbicas estos valores se evidencian de manera particular, lo que responde a las distintas cargas de trabajo. Pasemos analizar a cada uno de los mismos.

Área Subaeróbica (Nivel Aeróbico Bajo)


Las variaciones cardiopulmonares como producto de la carga de trabajo a nivel aeróbico constituyen los de mayor valor práctico y utilizable por parte del entrenador. Toma en cuenta tanto la frecuencia cardíaca como también la respiratoria (Mazza, 1995) en vías de ubicar los tres niveles de trabajo. Dentro de los valores hemomusculares se aprecia la medición de lactato (Keul, 1972; Mader y col., 1976; Stegmann y col.,1981) especialmente a nivel sanguíneo lo cual marca de manera indirecta la real magnitud de trabajo desarrollado. Cargas de trabajo con estas características permiten la realización de esfuerzos relativamente prolongados, con ciertas diferencias según se trate la técnica del entrenamiento. Trabajos continuos o de duración permiten trabajar entre 45 min. y en casos extremos hasta unas 2 horas caso de las carreras atléticas, mientras que los entrenamientos fraccionados oscilan entre 30 y 45 minutos.


La duración del trabajo (carga + recuperación) depende en cierta medida de la especialidad del deportista. Es obvio que el número de repeticiones varía teniendo en cuenta las posibilidades de los deportistas. Si se toma en consideración el máximo rendimiento de los atletas en cada una de estas distancias, entonces sacamos en conclusión que aplicando los porcentajes a deportistas muy veloces ello posibilita efectuar mayor número de repeticiones para la misma magnitud de tiempo.



Con magnitudes de trabajo que oscilan entre los márgenes de 30 y 45 min. existen excelentes posibilidades para la utilización de los ácidos grasos libres y a la larga el consumo del tejido graso subcutáneo, estableciéndose una excelente relación entre la magnitud de este tejido con respecto a la masa muscular magra, y con la utilización relativamente baja de los reservorios de glucógeno. Sin embargo, aún dentro del área de trabajo Subaeróbica conviene efectuar subdivisiones y teniendo en cuenta que se pueden obtener específicas variaciones funcionales, las cuales son muy importantes de acuerdo a los niveles de trabajo dentro de esta amplia zona de trabajo (Roces, 1993; Molnár, 1993).

Área Superaeróbica (Nivel Aeróbico Medio)


Dentro de esta área de trabajo existe un incremento de la demanda energética en la unidad de tiempo. Ello se evidencia a través de distintas manifestaciones funcionales, las cuales son de gran utilidad para el entrenador. Con entrenamientos que presentan estas variantes en relación al reposo se reduce la duración de los entrenamientos en relación al área anteriormente descripta.


Así entonces en la realización de trabajos de duración o continuos se llega hasta aproximadamente los 45 - 50 min. para los corredores fondistas, mientras que los de velocidad prolongada entre 30 y 40 min. En el caso del entrenamiento fraccionado entre 25 y 35 min. para los deportistas de larga distancia y entre 20 y 30 min. para los velocistas. Es evidente entonces que las modificaciones funcionales serán más intensas en algunos casos en relación a los trabajos del área subaeróbica, pero en otros aspectos ya serán inclusive diferentes. Los mismos los podremos apreciar de la siguiente forma:


Aumento en la capacidad de producción - remoción de lactato (lactate turnover) intra y post esfuerzo. Incremento en la velocidad de metabolización del piruvato. Desplazamiento del umbral anaeróbica de lactato, estableciendo las bases para el aumento del máximo consumo de oxígeno. Aumento de la eficiencia metabólica glucolítica. Se entrena en forma prevalente la oxidación de los hidratos de carbono, con elevada capacidad de remoción de lactato durante las pausas del entrenamiento fraccionado. (autores varios, resumido por Molnár, 1993)



El área de entrenamiento Superaeróbico constituye el pasaje entre las exigencias Subaeróbicas y el Máximo Consumo de Oxígeno. Por este motivo entonces se le debe de utilizar de manera sistemática dentro del plan de entrenamiento tanto en deportes cíclicos como en los acíclicos o de conjunto.

Área del Máximo Consumo de Oxígeno (Nivel Aeróbico Alto)


El área del Máximo Consumo de Oxígeno (VO2 máx.) impone elevadas exigencias a nivel oxidativo e inclusive la demanda de trabajo llega a magnitudes las cuales cruzan la zona del umbral anaeróbico.

Desde el punto de vista global la estructura del entrenamiento se asienta sobre las siguientes normas funcionales: Dentro del área del Máximo Consumo es en donde se puede llegar a los mayores niveles de la combustión oxidativa (Hollmann, 1976; Shephard, Astrand, 1989) y es por dicha causa que las cargas de trabajo no se pueden sostener durante períodos muy prolongados.


Así entonces los esfuerzos continuos se pueden desplegar hasta unos 20 a 30 min., mientras que en el entrenamiento fraccionado se recomienda entre 15 a 20 min. Estos abanicos de esfuerzos se justifican por el hecho de que una carga de trabajo al Máximo Consumo de Oxígeno no necesariamente está situada en el 100% del consumo de dicho gas. Los investigadores manifiestan al respecto que la zona del Máximo Consumo se sitúa ya a partir del 90% de las máximas posibilidades (Hollmann, 1976, 1980, 1990).


Una carga desplegada en el límite máximo del consumo de este gas se le puede desplegar solamente hasta unos 6 - 7 minutos de esfuerzo continuo. Un análisis de las características del entrenamiento situadas en dicha zona nos muestra los siguientes aspectos:

a) Incremento en la potencia aeróbica, con aumento de la velocidad mitocondrial para oxidar las moléculas de piruvato. Se incrementa el consumo máximo de oxígeno tanto a nivel relativo como absoluto.

b) Aumenta el potencial redox NAD/ NADH+ hasta las máximas posibilidades, con gran capacidad para captar el H+ a nivel mitocondrial en relación a su oxidación a nivel del ácido pirúvico.

c) Se incrementa la velocidad de las reacciones oxidativas a nivel enzimático: malato deshidrogenasa, suscinato deshidrogenasa, citocromo oxidasa, etc.

d) El incremento del potencial se produce tanto a nivel del ciclo de Krebs como en la cadena respiratoria. Aumenta la eficiencia del sistema de transporte y difusión del oxígeno con modificaciones centrales y periféricas.

e) La combustión aeróbica de la glucosa se lleva a la máxima capacidad, mientras que la oxidación de los A.G.L. se reduce al mínimo. (autores varios, resumido por Molnár, 1993; Hegedüs, 1996)

Estas constataciones a nivel biofuncional determinan paralelamente un enfoque práctico acorde a dichas características. Es importante el considerar la disciplina del entrenamiento dentro de las distintas áreas aeróbicas. En este caso específico entendemos el sujetarse en forma ordenada dentro del área funcional del trabajo programado.


El entrenando tiene que entender que es lo que está haciendo, cuáles son los objetivos del entrenamiento aeróbico y la utilidad que proviene del mismo. Esto hay que enfatizarlo desde el momento en que se considera en forma habitual como "calidad de entrenamiento" solamente aquellos trabajos que son intensos. Esto constituye un grave error cuando se está en la búsqueda de determinados objetivos funcionales, los cuales no se obtienen con las cargas de entrenamiento de alta intensidad.


Un entrenamiento situado dentro del área Subaeróbica no produce una sensación psicofuncional muy estresante, lo cual lleva a veces al deportista a pensar que el entrenamiento es "insuficiente". Por esta causa incrementa la intensidad de la carga y pasa a entrenar un objetivo distinto al programado.

 

La persistente consideración de los objetivos del entrenamiento por parte del entrenador con sus dirigidos puede poner remedio a estos problemas.

Prof. Jorge de Hegedüs - Prof. Gabriel Molnar

 

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